sábado, febrero 28, 2009

Piazzolla y su Milonga Del Angel





Piazzolla cambió la historia de la música como figura rupturista de la tradición musical en Argentina enfrentó la crítica y desapruebo que generalmente se tiene contra las obras de arte que parecen venir desde el futuro, de un lugar que si existe paralelo a nuestro tiempo tendemos a ignorar y que solo los verdaderos genios ven. Su vida, su carácter, su pasión, su ingenio componen cada una de las partes de sus piezas musicales, el empleo de elementos del jazz en el tango, de la disonancia y ritmos tan complicados como contundentes, las pinceladas impresionistas en sus composiciones, el reconcilio que logro entre la música de calle y de academia, la fusión de la tristeza y el regocijo, de Brooklyn y Buenos Aires es lo que en definitiva creará el sentido dual energético e introspectivo de su música, un vuelco a la tradición del tango, una propuesta joven, contemporánea, tan rica como deslumbrante que hará que Piazzolla solo pueda ser realmente escuchado con el alma, con la piel y con el corazón. Pude descubrir esto con el oído puesto en el escepticismo de un salón de clases, cuando escuché por primera vez “La milonga del Ángel”

Es complicado explicar lo que una pieza musical puede trasmitirte. La conexión que hay entre la Musica y el alma trasciende a la compresión humana…esta pieza en especifico tiene la curiosa capacidad de obligarte a tener conciencia de cosas que sientes y no reconoces…parece llorar por ti…emerger desde el silencio trastocando fibras que están lejos de estar en lo que crees que es el mundo, quizás mi visión es solo poética y nada tendrá que ver con la estructura técnica de la pieza, pero no creo que se pueda entender y oír a Piazzolla sin alcanzar ese mundo que crea la verdadera obra de arte que no pertenece a este, no se podría hablar de
“la milonga del ángel” como si no fuera poesía, como si no te reconciliara con la belleza de la vida, aun cuando hay gritos y ruidos mundanos se desvanecen con el susurro del Bandoneón tan imponente como sutil, cuando realmente oyes, cuando la melodía te hace bailar entre tristezas y la ratificación de saberse humano, es ahí cuando comprendes del todo la historia exquisita que la melodía te va narrando, que nunca es la misma, te hace comprender que la pasión no es mas que estar pasivo ante una fuerza mayor, que no viene desde adentro sino que nos intercepta, desde afuera y cuando no lo esperamos, como el llanto de un Cello que emerge de un susurro para convertirse en voz, el primer sonido del Bandoneón desmitifica el silencio, que ya venia acompañado por la tenue voz del piano, te eleva de inmediato a un vaivén de sensualidad y nostalgias que luego se transformaran en algo tan personal como indescriptible, creo que el trabajo primordial de la música es explicar esas cosas que aun el lenguaje y el entendimiento no han podido descifrar…hablar de la esencia de esta pieza me parece una tarea osada, innecesaria, todo aquello que pueda lograr en ti solo se logra en esos lugares que se nos olvida que existen..la contundencia de cada nota, de cada cambio, de cada matiz logrado en las cuerdas, en el piano, en el Bandoneón crea una voluptuosidad que te abraza con sus muslos y esa añoranza de todo lo perdido, de todo lo que fue o nunca ha sido nuestro, el atardecer que te perdiste, la locura divina que te une en un orgasmo, la lágrima de amor que todos hemos llorado, el movimiento de un árbol en medio de la tormenta, la contundencia de nuestra naturaleza, finita, mortal, querer estar vivo de nuevo, con el agridulce sabor de lo añorado a cuestas, el silencio se une con el ultimo sonido, haciéndose parte de la pieza, la sensación que producen los acordes finales parece emerger desde la vaguedad de lo vivido, el asentamiento final, finito e interminable de las emociones, el alfa y el omega de un pequeño milagro que transcurre en unos minutos y que acaba cuando así lo quieres, esta es, a mi parecer la propiedad mas resaltante de la genialidad de la Musica de Piazzolla, una trascendencia sobre lo mundano pero también un volver a un estado mas susceptible, mas volátil mas humano. La milonga del ángel es sin duda una de esas piezas musicales que te cambian la vida cuando realmente comprendes lo que sus gritos y silencios te dicen, es una pieza para escuchar con cierta crédula sensibilidad, y con el corazón puesto en la valentía de reconocerse vivo. Escuchar Piazzolla, es escuchar la vida.
“... Yo amo lo que hago; ahí tengo mi amor. Mi bandoneón es como tener una mujer en los brazos. Lo acaricio, le pego. La excitación rítmica me lleva a eso. Un músico no es un empleado solemne…”
Astor Piazzolla